Son infecciones de la uña producidas por un hongo. Representan entre el 18 y el 40% de trastornos de la uña. Es más frecuente en el sexo femenino. Se producen por numerosos factores. Influyen la edad del paciente, la ocupación, si tiene o ha tenido infección por hongos en la piel, enfermedades sistémicas (como la diabetes), traumatismos repetidos o deportistas.
El aspecto que adquiere una uña que está infectada por hongos es engrosamiento de la misma, elevación u oquedad en el extremo libre, cambios en la coloración (desde tonos blanquecinos, pasando por tonos amarillos, marronáceos e incluso verdes). Las uñas pueden llegar a astillarse.
En ocasiones un simple traumatismo, llega a generar una uña que de aspecto es similar a la infección por hongos, por eso es recomendable ante signos de alarma acudir al podólogo y no usar productos (antifungicos) sin un diagnóstico previo. Es necesario la reallizacion de un cultivo para verificar el agente causal (hongo) y así poder determinar el tratamiento adecuado.
Los tratamientos posibles ante una infección por hongos son:
- Antifúngicos tópicos
- Desbridamiento manual
- Antifúngicos sistémicos (siempre bajo supervisión clínica y seguimiento exhaustivo)
- Laserterapia